Caracas.- Miguel Cabrera conectó el jonrón 501 de su carrera el martes por la noche, en el triunfo de los Tigres 4-3 contra los Cardenales de San Luis, en el inicio de una serie de dos encuentros en el Busch Stadium, antes de regresar de Detroit el jueves.

El estacazo lo colocó a penas tres de igualar a Eddie Murray, miembro del Salón de la Fama, en el lugar 27 de la historia.

Temprano, en la tarde, había ofrecido una rueda de prensa a medios latinos y durante unos 20 minutos abordó varios temas sobre su brillante carrera de 18 años en las Grandes Ligas.

Volvió a ponderar la importante del cuadrangular 500, no solo como logro personal, sino como hito deportivo para el país, dedicado a todos sus compatriotas que le respaldan a la distancia.

“Estoy tranquilo, cuando logras ese tipo de hazaña, quedas como en shock”, aseguró. “Tal vez en el receso de temporada, cuando me siente con calma a analizarlo, entonces procese qué fue lo que hice en realidad”.

Pero luego hizo una revelación, algo de lo que no había hablado en público.

“Para mí, lo que más quiero hacer en mi carrera, es llegar a los 3.000 hits, pienso que es una de las metas que quiero lograr. Mi sueño es tirar los 3.000. Es algo que estoy buscando y sigo trabajando para eso”.

Antes del partido del martes, en el que se fue de 3-2 para elevar a 2.957 su total vitalicio, necesitaba 45 imparables en sus últimos 36 desafíos de Detroit, para convertirse en el primer pelotero en los anales de MLB que alcanza las míticas cifras de 500 vuelacercas y 3.000 imparables en la misma temporada.

La última vez que hizo algo parecido en un lapso de 36 encuentros fue en la temporada de 2016, de acuerdo con Elias Sports Bureau.

Miguel Cabrera: “Mi sueño es tirar los 3.000. Es algo que estoy buscando y sigo trabajando para eso”.

Aquel año fue último en el que Cabrera estuvo 100% saludable. A partir de 2017, ha perdido 155 días en la lista de incapacitados por tirones en la ingle y corva derechas, así como por una ruptura en el tendón del bíceps izquierdo. Aunque la molestia que le afectado más tienen que ver con los cambios crónicos que sufre en la rodilla derecha, que le ha obligado a ser monitoreado a diario, sobre todo desde 2019, cuando los médicos de la organización se mostraron contrarios a una intervención quirúrgica, pues pondría en riesgo lo que resta de carrera del venezolano.

De allí su lento comienzo de 2021, en el que apenas exhibió una línea ofensiva de .184/.263/.279, con cuatro vuelacercas y un OPS de .542, entre abril y mayo.

“Sabía que en cualquier momento el swing iba a llegar, estaba atravesando por unas lesiones, afortunadamente pude superarlas. Corro con una lesión desde hace tres años, en la rodilla, que me ha dificultado jugar los últimos tres o cuatro años”, afirmó.

Luego, desde el 1° de junio golpea para .288/.345/.459, con 10 jonrones y .803 de OPS, tras emprender diferentes adecuaciones en la caja de bateo.

“Los ajustes dependen de cómo me sienta (...) Víctor (Martínez) es un buen ejemplo de lo que me ocurre, porque tuvo esos problemas en sus últimos tres años”, apuntó.

“Tengo que lidiar con eso porque afecta la parte baja del cuerpo”, agregó, “uno utiliza mucho sus piernas, hay que buscar diferentes mecánicas para darle menos presión (a la rodilla), mantener el peso en el medio y no en la pierna de atrás (derecha), y que el bate pueda salir con más explosión”.

Entre 2017 y lo que va de 2021, el average de Cabrera se ubica en .263, muy por debajo su promedio vitalicio de .311, el mejor entre los peloteros activos en la Gran Carpa.

“(La molestia) me ha afectado muchísimo en el bateo. Siempre me preguntan: ‘¿por qué no vuelves a lo que hacías cinco o seis años atrás?’ Si tuviera la rodilla buena, lo haría, pero me afecta mucho meterme por adentro de la pelota, por eso ven que conecto muchos roletazos, o no conecto la bola con fuerza al jardín izquierdo. No puedo girar completo, como lo hacía antes, pero no tengo por qué poner excusas. Salgo al terreno a tratar de hacer lo mejor que pueda. Me quedan dos años (de contrato con Detroit) y tengo que prepararme para fortalecer la rodilla”.

Luego de sacudirse la presión durante su cruzada por el bambinazo 500, que le hizo meterse en un bache con el madero, el monumental tablazo del martes, contra el abridor de los Cardenales, Jack Flaherty, ilustra lo que tal vez se avecine en último mes de calendario.

Cabrera aprovechó una slider en el medio del plato y lo haló a 107 millas por hora, para enviarlo a 422 pies desde el plato al sector de la izquierda del Busch Stadium. Fue su primer obús por esa zona en la temporada.

“(Después del jonrón 500) me quité 10 o 15 kilos de encima. Me siento más relejado, siento que puedo ir al terreno y ser yo mismo, tratar de jugar mi pelota, y enfocarme en ganar, que es lo más importante. En realidad, el equipo completo, hasta el manager (A. J. Hinch) esperaban que saliera el 500, para regresar a una situación normal y ganar”.

 

 

Eso no quieres decir que sus problemas físicos están superados o que se relaje en sus rutinas.

“Cuando te levantas no sabes cómo va a ser la dolencia. Algunas veces amaneces bien, otras no. Eso se ve reflejado en los días libres que me da el manager, hoy juego (martes), mañana no (miércoles). Tenemos una buena comunicación. Es un trabajo constante”, abundó

Cabrera ha visto pocos envíos como el que le ofreció Flaherty y cuando ocurre, debe aprovecharlos.

“La rodilla me ha afectado mucho la mecánica de bateo, a la hora de buscar pitcheos, cuando fallo un pitcheo, se hace difícil, porque esa zona de strike, arriba y abajo, que es donde dominan a los bateadores, te obliga a buscar muchos pitcheos fuera de la zona (...) Y eso es lo que me ha afectado en los últimos años, porque he tenido que ampliar mi zona de strike, muy diferente a la que tenía años atrás”.

John Smoltz, miembro del Salón de la Fama y actual analista de MLB TV, se enfrentó a Cabrera durante los primeros años del criollo en la Gran Carpa y aseguró que es superlativo lo que ha hecho a lo largo de los años, en etapas diferentes del juego.

“Luego soportar esas lesiones, es tan bueno que puedes jugarle alineaciones especiales o planificar como defenderlo y lo único que puedes esperar, en el mejor de los casos, es que no esté en el plato, cuando se toma un día libre”, señaló el ex lanzador derecho. “Fácilmente está entre los mejores cinco bateadores derechos de la historia. Se trata de poner mucho trabajo. Ha tenido que enfrentar a dos generaciones diferentes de lanzadores. Creció cuando los pitchers, trataban de colocar sus envíos, usaban pitcheos en cambio mientras estaban abajo en la cuenta, sin mucha velocidad. Ahora estamos en un momento en el que la velocidad lo es todo. Eso habla de lo prolífico que ha sido como bateador y en cuan estudioso del juego se ha convertido. Es sorprendente”.

 

 

Cabrera va encaminado a terminar su carrera con más de 3.000 incogibles, 500 vuelacercas y average de .300, algo que solo han conseguido nada menos que los miembros del Salón de la Fama Hank Aaron y Willie Mays. Pero si a esos logros se le suma una Triple Corona, Cabrera sería el único en 150 años de historia.

“Orgulloso, estar al lado de esas leyendas, esos iconos de beisbol. Te llena de mucho orgullo, poder mantenerte bateando sobre .300 de por vida durante 20 años es muy bueno para tu carrera. Pero eso lo quiero asimilar después, porque espero estar lo más concentrado posible y tratar de llegar a 3.000 hits”, puntualizó Cabrera.

 

EN CIFRAS

Miguel Cabrera se encuentra a 43 incogibles de los 3.000 hits en su carrera de MLB… También busca las 1.500 anotadas, lo que será su próxima marca, pues hasta este momento acumula 1.499… Al maracayero le faltan nueve dobles para los 600, mientras que está a 14 impulsadas de las 1.800… Con su jonrón 501, un estacazo solitario, Cabrera pasó a Sam Crawford, con 1.262 remolcadas para asegurar la quinta mayor cifra para un pelotero en la historia de la franquicia de Detroit, solo detrás de Ty Cobb (1.811), Al Kaline (1.582), Harry Heilmann (1.446) y Charlie Gehringer (1.427). Todo ese grupo tiene placas en Cooperstown.