Valencia.- Hernán Pérez es una de las figuras más representativas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional durante las últimas temporadas. Le bastó poco más de un lustro para erigirse como líder de manada en Tigres de Aragua, con anillo de campeón (2015-2016) y galardón como Jugador Más Valioso (2020-2021) incluidos, pero lo que parecía un viaje predestinado a la eternidad en la ciudad jardín, giró hacia otro destino.

En junio la divisa bengalí, con Víctor Zambrano como nuevo presidente, decidió cambiarle a Cardenales de Lara por los lanzadores Adrián Almeida, Argenis Angulo y Pedro Rodríguez. Un movimiento que estremeció los cimientos de la LVBP y afectó de manera visible a Pérez, como lo admitió de manera pública en varias oportunidades. Aunque una vez asimilado el canje, reconoce sentirse arropado en el nido cardenal.

“Se pensó que podía terminar mi carrera en Tigres de Aragua. Era una pieza clave, un líder, pero ya la página se pasó, estamos donde nos quieren y necesitan”, admitió el pelotero que representa la perfecta definición de un súper utility en el beisbol. “Acá estamos para lograr un campeonato con los Cardenales de Lara”.

Para Pérez será su cuarto equipo en la LVBP, también ha visto acción con cinco organizaciones del sistema MLB (ha jugado con cuatro en la Gran Carpa) y, además, tiene pasantías en Corea del Sur y México. ¿Cómo hace para adaptarse, no solo a múltiples posiciones al campo, sino también al nomadismo de novenas? El aragüeño responde con generosidad.

“Los compañeros lo hacen todo más sencillo. Por ejemplo, cuando llegué a Cardenales me dieron un recibimiento muy bonito, el capitán Ildemaro (Vargas) me dio la bienvenida desde un principio, apenas me cambiaron me llamó de una vez, me dijo que me sintiera como en casa y así ha sido”, comentó. “Estamos unidos y eso es lo que queremos”.

En los pájaros rojos comparte clubhouse con jugadores que, al igual que él, tienen experiencia ligamayorista y un amplio recorrido en la pelota rentada local, conformando un roster que apenas en el primer mes del certamen pudiera parecer de Round Robin e incluso, de Gran Final.

“Es más fácil jugar con tantas figuras. (Juniel) Querecuto, Ildemaro, Gorkys (Hernández), (Rangel) Ravelo, Kennys Vargas. Tenemos un lineup muy profundo y pienso que eso hace que a uno le baje la carga como bateador”, mencionó.

Luego de 10 temporadas consecutivas viendo acción en el Big Show, en el 2022 por primera vez no actuó en algún equipo grande. Inició el verano boreal en México donde solo disputó tres juegos con Toros de Tijuana y luego firmó contrato de Ligas Menores con Bravos de Atlanta.

En Triple A se mantuvo hasta el final de la temporada, sin ser ascendido por la franquicia de Georgia.

“Fue (un año) un poco difícil porque no pude subir”, reconoció.  “Pero terminé bien, me preparé mucho para ser llamado, no se dio y seguiré trabajando para volver el año que viene a las Grandes Ligas”.

Con el Gwinnet dejó promedios de .269/.318/.406, con 87 hits, 25 de ellos extrabases (nueve jonrones, 15 dobles y un triple) en 86 careos.

Su madero todavía no ha carburado, a pesar de haber conectado imparable en su primer turno con el equipo y empujar una valiosa carrera en la serie reciente de Puerto La Cruz, donde el club alado barrió en dos cotejos, tras sus seis primeros desafíos, su promedio de .182 dista mucho del que ha acostumbrado en el circuito.

“Estamos trabajando en eso con (Selwyn) Langaigne (coach de bateo) y su asistente para tomar el ritmo y sentirme al 100 % en el home plate”, aseguró.

Hernán Pérez llegó a Lara con el aval de un bate productivo y la capacidad de desempeñar múltiples funciones