Caracas.- Históricamente en los certámenes internacionales de beisbol las delegaciones de Cuba se han caracterizado por presentar en sus nóminas jugadores con edad avanzada. Al menos, ese ha sido uno de sus principales distintivos tanto en las Serie del Caribe como en el Clásico Mundial. Para muestra, un botón.
En el plantel de Agricultores, campeones de la Liga Elite de Beisbol Cubano, que está viendo acción en Gran Caracas 2023, aparece el nombre de Leandro Martínez, el jugador más longevo que participa en la justa con 44 años de edad, siete meses y 10 días. Le siguen su compatriota Raúl Valdés (45 años, dos meses, 21 días), que forma parte de los Tigres del Licey, y el dominicano Ricardo Gómez (44 años, siete meses, 24 días), miembro de los Indios de Mayagüez.
Son poco menos de 26 calendarios de experiencia que tiene dentro del beisbol el campechuelero tras su debut por allá en 1997 en la Liga Nacional del país antillano, cuando se desempeñaba como jardinero y en los que ha actuó siempre con el uniforme del afamado club Alazanes de Gramma, antes de ataviarse de agricultor en 2022.
Ha sido la manera en cómo ha tratado a su cuerpo, el aspecto más preponderante para seguir siendo productivo a pesar de su longevidad. Viene de ser uno de los lanzados más dominantes dentro del elitista circuito isleño, después de registrar 4 victorias y 2 derrotas en siete aperturas, amén de 2.91 de efectividad tras 34 episodios de labor.
“La clave ha sido que en Cuba yo hago la misma preparación que realizan los jugadores más nuevos. No me limito a hacer menos que ellos, para estar a la altura y tener base suficiente para conservar el nivel más alto en lo físico y mantenerme lanzando”, dijo el zurdo, uno de los cinco brazos dispuestos en la rotación del mánager José Martí.
Martínez considera que, el hecho de estar todavía encimándose sobre una lomita a un alto nivel de exigencia, tiene el doble del mérito del que por sí ya tiene a su edad. Por un pasaje de su carrera, en inicios, confrontó problemas de salud e incluso como un bateador poco rendidor, por lo que tuvo que reinventarse y trabajar el doble para volver a los terrenos.
“Todo es tener mucha dedicación. Un pitcher tiene un trabajo fundamental, es diferente al jugador de posición. Uno tiene que prepararse mucho más para poder tener esa calidad y conservar la mejor forma posible. Si le quitas preparación al organismo, te puedes lesionar mucho, entonces la parte física es tan relevante como lo técnico”, esgrimió Martínez.
Su nombre no es de los más conocidos dentro del dugout cubano, al menos no fuera de su país. Cada vez que se le ha presentado la oportunidad de defender los colores de una escuadra antillana, no duda para hacerlo; por ello, ya cuenta con participaciones previas en Series del Caribe, cuando actuó en sus ediciones 2017 y 2018, precisamente como un alazán. Sus intervenciones en las mismas fueron efímeras, con solo dos salidas combinadas, en las que alcanzó 6.1 entradas, dos imparables admitidos, un boleto otorgado y trío de ponches, también logró una victoria.
“Para nosotros es muy importante estar de vuelta y jugar en un torneo como este. Es de los mejores que hay en todo el mundo, yo diría que es el tercer evento más grande del beisbol. Al igual que yo, todo el resto de lo que son los peloteros cubanos quisieran estar en este tipo de competencias, en las que se juega un nivel alto”, manifestó.
