Caracas.- En tiempos donde el debate sobre la Inteligencia Artificial se encuentra en un punto álgido, una “máquina” se encarga de despachar hits sobre los terrenos de las Grandes Ligas. Luis Arráez emprendió la temporada 2023 con la principal misión de batear en los Marlins de Miami, un equipo que culminó penúltimo en promedio de bateo colectivo (.230) y hits conectados (1.241) en la Liga Nacional la campaña pasada, pero lo del yaracuyano en el inicio de contienda parece un fallo en la Matrix.
Arráez terminó el primer mes calendario del ruedo (marzo/abril) como líder de la Gran Carpa en imparables (39), OBP (.500) y average (.438). Precisamente, con su promedio superó a Dee Strange-Gordon (.409) con el más alto en la historia de la franquicia floridana para el lapso, establecido en 2015. Y, además, de acuerdo con @ESPNStatsInfo, registró la segunda mejor marca en los recientes 20 años, luego del .472 que compiló Barry Bonds en 2004.
“Por la forma en que lo hace, sabes que va a poner la pelota en juego, sabes que va a golpear fuerte en alguna parte”, dijo a MLB.com el mánager Skip Schumacher, luego del triunfo de Miami 4-3 sobre los Cachorros de Chicago el domingo, en el loanDepot Park, que el criollo definió con un elevado de sacrificio hacia el jardín central en la octava entrada. “Derecho, zurdo, simplemente no importa. Lo quieres levantar (del dugout) tantas veces como puedas en el juego. Lo ponemos en el primer lugar (del orden al bate), tercero, cuarto, lo que sea, y está llegando sin importar dónde se encuentre. Una y otra vez. Es especial de ver”.
De hecho, Arráez no sólo ha exhibido la capacidad de contacto que siempre ha sido su carta de presentación en el juego, sino que la ha perfeccionado en el albor del certamen. Su porcentaje de ponches (4.9 %) se encuentra aún más bajo que su promedio acumulado en cinco campañas como grandeliga (8.1 %), el mejor de la Gran Carpa, que tiene una media de abanicados de 22.9 %.
Según @Statmuse, el oriundo del municipio Cocorote es el primer jugador en los últimos 25 años que tiene un promedio de bateo igual o superior a .425, con cinco ponches o menos -tiene cinco- en los primeros 25 desafíos de una zafra.
“En lo personal, es increíble”, admitió Arráez. “Trabajé duro para esto, y quiero dar las gracias a Dios. Bateé como .600 cuando era niño. Nunca a este nivel. Estas son las Grandes Ligas; simplemente voy allí, disfruto el juego y juego duro”.
El segundo base ingresó con prontitud en los anales de los Marlins al convertirse el 11 de abril en el primer pelotero en los registros de la organización que bateó la escalera -y el sexto venezolano en lograrlo-. Ocurrió en medio de las celebraciones por el aniversario número 30 de la divisa, que vio cómo se celebraron 111 ciclos en Las Mayores antes del primero en sus registros.
Arráez no vio acción en cuatro juegos durante el primer mes calendario debido, en principio, a una lesión en el índice izquierdo, y luego, a una contusión en la rodilla izquierda. A pesar de ello, en algunos de los careos donde no estuvo desde el inicio, ingresó como bateador emergente. Incluso, el 16 de abril, ligó un imparable para dejar en el terreno a los Cascabeles de Arizona.
Siendo el vigente campeón bate de la Liga Americana (.316 con los Mellizos de Minnesota), estaba claro lo que los Marlins esperaban de él cuando entregaron a Pablo López. Miami lo confirmó con creces, quizás antes de lo esperado.
EN CIFRAS
Luis Arráez igualó a Elvis Andrus con la segunda mayor cantidad de hits (39 en el año 2019) para un venezolano en el primer mes calendario de la temporada, sólo detrás de los que ligó José Altuve (41) en 2018, de acuerdo con Baseball-Reference…Según Elias Sports Bureau, citado por Efrain Ruiz Pantin para LasMayores.com, los 86 puntos de ventaja de Arráez sobre Ronald Acuña Jr. (.352), segundo en el departamento de promedio de bateo de la Liga Nacional, es la más grande para esta altura de la temporada desde la de 122 puntos que tuvo Hank Aaron (.538) ante Bill Bruton (.386) en el lejano 1959, también en el Viejo Circuito…ESPN le proyecta con 218 incogibles al final de campaña, a siete del récord para criollos en poder de Altuve (2014).
